martes, 30 de junio de 2009

Se asaltan casas a domicilio


El desempleo en Colombia, como en el resto del mundo, ha obligado a muchas personas a ejercer la antigua profesión  de LADRÓN. Hasta hace poco tiempo la desempeñaban con precisión quirúrgica la jauría política de  este país.  Ahora tienen competencia.
 
Esta es la fachada de una casa en Bogotá. Ellos fueron víctimas de en 2008 de un asalto a su residencia y perdieron todas sus pertenencias. Resalto aquí su valor civil que denuncia el asalto ante sus vecinos entendiendo que la "justicia" de este país no solucionará nada.

El asalto sucedió a comienzo del 2008 y hoy, 1 de julio de 2009 el letrero se mantiene incólume en su fachada.

Sucede en todo el país, en todas parte y a cualquier hora. Por desgracia, en Colombia robar (en términos eclesiásticos) no es un pecado (a dios gracias), sino un recurso para sobrevivir (en términos sociales) para darle de comer a la familia (en términos humanos).

"Si alguien roba comida y después da la vida: ¿Qué hacer?", dice una canción protesta. Difícil tomar partido. ¿Quíen es dueño de la verdad?

Facundo Cabral, canta-autor argentino dijo alguna vez:
¿Aveces yo me pregunto,
quién es más ladrón hermano,
si los que roban un banco
o aquellos que lo fundaron?


Zorrogordo

El niño yuntero






El niño yuntero
Miguel Hernández
(poeta español)

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
resuelve mi alma de encina.

Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

Miguel Hernández
Poeta Español

jueves, 18 de junio de 2009





Canción para un niño en la calle
Patxi Andión
Canta autor Español

Hoy, rigurosamente hoy, ha nacido un nuevo muerto.
Ha nacido un nuevo niño en la calle.
La calle será su escuela, su universidad, su casa; el asfalto su morada.
Y la sociedad urbana le irá formando en secreto, y el suburbio le hará cama; y se hará larva y el arrabal se hará diestro de la lata y del solar.
Mentiroso, chamullante, maestro de la miseria; descuidero, estafador, embaucador, anarquista, o ¿quién sabe?
Quién sabe si quizás antes de morirse o matarse, podrá del hambre vengarse; para ser puente o ser morada, o reventar tristemente en una asquerosa arcada, con perdón, para ser simplemente, historia de una canción.

(Cantado)
Puede ser, que una vez llegue a él la salvación, mi salvación.
Quién sabrá, quién podrá, devolverle la libertad, mi libertad.
Ojalá, alguien se asombre, ojalá. Ojalá alguien no llore, y le salve, y nos salve.

(Hablado)
De cada trece nuevos niños que nacen, diez lo hacen en la cama y tres en la calle; y mientras los diez primeros comen los otros tres se mueren de hambre.
Mas no puedo seguir juzgando, no debo, no tengo hambre...